Historia, transgresión y lujo en la 080 Barcelona: un intenso tercer día para la pasarela catalana

 Carlota Barrera y Dominnico han destacado este jueves como grandes reclamos de la velada

La 080 Barcelona Fashion Week vive una edición dorada. El Recinto Modernista de Sant Pau ha acogido este jueves la tercera jornada de desfiles de la pasarela catalana y ya en su primera cita de la mañana la cola de invitados ha conseguido rebosar el espacio dedicado al Open Area. 

El auge se explica en parte por la nueva y jugosa oferta de este espacio gratuito - como talleres y escaparates de moda de autor- pero también por un interés creciente entre los congregados por construir un streetstyle 'high fashion' inexistente en la ciudad el resto del año. 

Los desfiles, sin embargo, siguen siendo el gran reclamo de este circuito que entremezcla moda, cultura y ocio. El que ha desperezado a los asistentes ha corrido a cargo de la firma de baño Guillermina Baeza, que ha aprovechado la pasarela para celebrar 40 años siendo referente nacional en la moda baño. 

“Ha sido un momento muy especial. Para nosotros el baño es moda y nuestras prendas son versátiles. En esta colección reeditamos nuestro archivo con piezas de vanguardia pero sin perder la tradición”, ha explicado Belén Larruy, directora creativa de la marca e hija de su fundadora, Guillermina Baeza tras el desfile. 

Con aires de celebración y una línea que rinde tributo a la herencia textil y la alta confección, la firma ha defendido una vez más que hay espacio en las pasarelas de Prêt-à-porter para una moda pasada por agua elevada.

Pero si algo caracteriza a la 080 como pasarela internacional es su apuesta por una oferta diversificada. De los bañadores de Larruy la agenda ha saltado a los vestidos de invitada de Inma Linares, su carta de amor al fondo marino y la serenidad de su movimiento. 

Benevalente ha ofrecido un espectáculo de época, con trajes color pastel y delicados estampados florales y Doblas y Outsider Division han firmado las propuestas más transgresoras del día: el primero con una revisión del traje femenino en clave ochentera y el segundo, con una regresión a la niñez a través de un armario sin tabús.

Carlota Barrera se ha postulado como el plato fuerte del día en cuestiones de moda conceptual. Su sastrería, aplaudida también en París y Londrés, rompe con los códigos de la moda masculina y aporta vulnerabilidad al uniforme del hombre. 

El cierre de la velada se ha reservado a Dominnico, quien a través de un elaborado upcycling reinterpretó el vestidor de María Antonieta en clave contemporánea.

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